9/3/10

Capítulo I: Nieve.

Estaba nevando, y en medio de aquella pelea, salí de la casa corriendo y enojada sin darme cuenta del clima que estaba haciendo.
Temblaba mientras caminaba por la calle alejandome del lugar donde te vi gritar. Te grité, te ignoré, volteé y me fui corriendo por la puerta. Seguramente saliste a buscarme pero para ese entonces habías perdido mi rastro. Salí corriendo por la parte de la calle en la cual la nieve se deslizaba hacia los costados y dejaba una hilera de asfalto en la cual no dejabas huellas al caminar, así no ibas a encontrarme aunque me buscaras, y así, corri y me infiltre entre la niebla de la nieve y desaparecí. Pero siento cada vez más el frío dentro mio, congelando mi cuerpo, haciendolo cada vez mas rígido hasta el punto en el que casi no pude caminar más.
Me detuve en la plaza, me senté en áquel banco en el que solíamos estar y me recosté. Realmente esperaba que vinieras a buscarme, por más enojada que estuviera era lo que ansiaba, si hubieses hecho eso te hubiese perdonado y hubiesemos vuelto a casa juntos, compartiendo nuestro calor. Pero en cambio, algo en este episodio me sorprendió. La figura de alguien que corría rápidamente estaba cada vez más cerca mio. No tuve tiempo de intentar deducir quien era, que ya estaba en frente mio. La estiró, la rodeo por mi cuello, hizo unos giros para trabarla y me abrazó. Era una de esas bufandas gruesas que cubrían más que el cuello y que extrañamente dió calor a todo mi cuerpo. Me soltó y vi su rostro aunque no tan claramente por la neblina y el frío que aún estaba en mi y confundía mis sentidos. Vió que aún estaba desconcertada y me tendío su abrigo. Lo puso en mi espalda y me dió un leve empujón en la espalda para que comenzara a caminar. Me preguntó si tenía un hogar. Le respondí que no, -Y es la verdad- que no tengo ninún hogar propio al cual regresar. Seguimos caminando en silencio y me ofreció ir a su casa y al menos tomar un té para que mi cuerpo se estabilice. Le respondí que sí. Ni siquiera me puse a pensar que hacía yo aceptando la oferta de un desconocido, después de todo veía algo raro en él. Como si ya lo conociera de antes. No podía dejar de pensar en lo que sentí cuando vi su rostro. Algo era demasiado familiar, y mientras reflexionaba sobre esto, caminando de nuevo por la calle, ambos caminando en rumbo a la casa del desconocido, te ví. Te ví parado al otro lado de la calle, con un celular en una mano y en la otra tu puño cerrado. No quise pensar por qué habrías salido con el teléfono ni con quién habrías hablado. Tampoco quise pensar que estarías festejando mi huida, y estarías esperando encontrar mi cádaver congelado en alguna parte. Sólo estabas ahí, parado, interte, atonito, viendo como alguien me tomaba de la mano y practicamente me llevaba ya que el frío que había tomado era tanto que apenas podía moverme. Mirando como esa bufanda gruesa que cubría más que el cuello me había salvado de morirme. Me quedé parada mirandote como hacías vos. Ambos viendo la respiración agitada del otro. Y el desconocido se detuvo al lado mio, al ver que tal vez reconocería a aquella persona parada al otro lado del asfalto. Creí que era tu oportunidad perfecta para reclamar lo que era tuyo. Hasta temí una posible confrontación. Guardaba fuerzas para tener que colocarme en medio de una pelea. Mientras me preparaba para que reaccionaras, el desconocido me habló preguntando si te conocía. Esa pregunta fue oida por ti también. Me quedé esperando que hablaras, no más de tres segundos, entonces sin titubear respondí "No". El desconocido me tomó de la mano con la intención de seguir nuestro camino. Ahora estabas viendome la espalda. Mi espalda alejandose de tí y una voz que te hablaba desde el celular. Entonces supuse que atenderías la llamada que habías dejado esperando y seguirías tu camino sin importarte lo que acababas de ver. Ahora yo tenía alguien que me daba calor en medio del invierno, alguien que me rescatara de entre la nieve. ¿Tu la tenías? Por supuesto que sí. ¿Está bien verdad? ¿Para tí eso está bien? 
            
¿Está bien que te de calor la misma persona que te arrojó a la nieve?

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